Denise de Locked tiene un extraño pasatiempo. Esta anciana de cuerpo mínimo y kilométrico pelo blanco se acerca todas las tardes de lluvia al aeropuerto. Se pasea entre los futuros viajeros con una vieja y oxidada cerradura en la mano. Pone la cerradura delante de su ojo, un ojo carcomido por la herrumbre y la niebla, y observa detenidamente a todo hombre que se cruza en su camino. Pero nunca los mira de frente. Espera que pasen a su lado, entonces ella se gira con una agilidad incomprensible, y mira la espalda de ese hombre que se aleja.
Denise de Locked sabe que tiene que encontrar esa espalda que se marchó, aquella lluviosa tarde, después de dar un espeluznante portazo y girar dos veces la llave en su cerradura, si quiere volver a salir de esa habitación.
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jp rodríguez murillo – personajes encontrados